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EL HUMANISTA INTEGRAL: ESPECIE EN VÍA DE EXTINCIÓN.
 

Con frecuencia desoladora suele uno encontrarse con profesionales, algunos de ellos prestigiosos médicos o abogados, con tecnólogos altamente calificados en su respectiva especialidad, con profesores universitarios o de la enseñanza secundaria las más de las veces disertos en alguna de las variadas disciplinas de la academia, en fin, con personas a quienes hemos dado en llamar cultas, con un increíble desconocimiento y despreocupación --cuando no desdén-- hacia, por ejemplo, dos de las revelaciones más decisivas de la cultura humana: la filosofía y el arte.
Escaso es el médico que, además de anorexias o metástasis, puede decirnos algo sobre Guayasamín, Villalobos o Aristóteles; contado el abogado que, fuera de casación de la ley, procedimiento penal o recurso del hábeas corpus, puede ofrecernos alguna cosa sobre Tolstoi, Velásquez o Leibniz. En fin, son pocos los ingenieros, sociólogos, psicólogos, economistas y profesores capaces de moverse con alguna solvencia en un campo del conocimiento diferente del de su propia especialidad.

 
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